
A finales de primavera , cuando meteorológicamente no podemos decir que ha llegado el verano pero que ya hace calorcito, , me atrevo a sugerir un paseo por los montes de Yeste. La primavera nos habla. La ascensión desde la pequeña y tranquila aldea de Bochorna hasta la cima del Monte Ardal. ¿Nos vamos de cerros?lux-standart.ru
Comienzo la caminata desde la casa rural las Encinas, cuando la aldea de Bochorna en Yeste (Albacete) se despereza lentamente al sol, en silencio, sosiego y soledad .Mientras me dirijo al inicio del camino junto al abrevadero situado bajo unas carrascas centenarias que cambian ahora las hojas, no veo por sus calles a ninguno de los pocos vecinos. Sólo una mujer forastera pasea a un bulldog francés. Me miran y la mujer me saluda cortésmente.
El camino serpentea paralelo a una acequia de aguas cristalinas por entre los bancales, ya con cultivos, hasta alcanzar una balsa de riego, ahora llena de agua,para goce de las ranas que croan sin parar y se adentra en el monte de pinos carrascos y negrales con el silencio como compañero incondicional, sólo roto por el bullicio de los pájaros, el zumbido de las abejas en pleno trajín y el repiquetear de un pájaro carpintero en la corteza de un pino. .
Conforme me acerco, el ave alza el vuelo y abandona su tarea. Los tomillos, el lino azul y el blanco ya están florecidos y me acompañan a lo largo del camino. También alguna iniesta (Citysus scoparius) con sus flores amarillas e inmumerables jaguarzos de flores blancas (Cistus monspeliensis) que hacen que el monte parezca nevado.
Cuando alcanzo el paraje del Tornajico el valle se abre frente a mí, diviso las tres aldeas de la Umbría del Bul, Bochorna y la Moraleda, por el fondo del valle discurre el Arroyo de los Simancos que unirá sus aguas al río Segura.
A mis espaldas se alzan majestuosas las rocas calizas que conforman la cresta del Monte Ardal: la peña del Tornajico, la “Peña Colorá”. Me dispongo a alcanzar el Collado Bochorna, ya a unos 1100 m de altitud, para contemplar el otro gran valle que se abre a mis pies. El valle del río Tus y al frente el Calar del Mundo. Diviso alguna aldea del Hueco de Tus, y río Tus abajo la de Moropeche, con su atalaya árabe.Ojos avizores la custodiaron antaño, Majada Carrasca y la Tejeruela, en sus proximidades. de ésta última un dicho popular dice que “la mujer que no corre, vuela”. Un grupo de tres buitres sobrevuelan sobre mi cabeza a baja altura.
La ascensión no es muy dura siguiendo la pista forestal, ahora aparecen pinos laricios, algún guillomo en floración y algún espino albar. También veo “cojines de monja” con sus flores azuladas.
Paso junto a un majestuoso ejemplar de pino laricio conocido popularmente como “el pino candelabro” al que le han puesto un cartel para que la gente se fotografíe junto a él . Pero yo ya lo he fotografiado muchas veces. Prefiero contemplar en ese paraje el color fucsia de las peonías que tapizan la ladera y que contrasta con el gris de la roca caliza. Aún se ven orquídeas, las estrelladas “leches de pájaro” y pequeñas florecillas amarillas como lo que creo es Geum sylvaticum y alguna anémona que no sé identificar. El espino albar está florecido y huele bien..
Alcanzar la cima (1456 msnm) tiene su compensación: el paisaje se hace infinito. Se divisa el término de Yeste en su totalidad, los términos municipales limítrofes, el Embalse de la Fuensanata, las crestas serranas de Nerpio y Moratalla y la Sagra granadina en lontananza. El Calar del Mundo y el de la Sima circundando, Son 360 de visión.
El viento se hace notar. Pero es susurrante su melodía. No cala junto con el frío en los huesos como cuando subo en invierno.. Pero no hay forma de que Eolo se calme. Allá abajo la carretera que une Yeste con la aldea de Bochorna serpentea entre el verde pinar hasta alcanzar las casas rurales de Camaretas, contemplo, antes de emprender el camino de vuelta, una vez más el paisaje, no por conocido menos hermoso. Y echo a andar volviendo a recorrer los pasos andados, Ahora a la vuelta pasaré por la Hoya del Picón para fotografiar las bellas jaras en flor.